1 dic 2010

Un día cualquiera se preguntó si todo aquello que estaba escribiendo era correcto.
Quiso saber si en verdad lo hacía por ella, o había alguna otra cosa que la motivara.
Se cuestionó si existía alguien que estuviese esperándola.
Y quiso saber si ese alguien por fin llegaría a su vida.
Entonces se dio cuenta que ella no era nadie para saber todas esas cosas.
Largó una carcajada porque de repente se encontró preguntándose un montón de cosas que no tendrían respuesta.
Rió y se acostó en la cama, a esperar.

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