22 ene 2010

Apenas me despedí de él, subí al vagón de aquél tren, y mientras se ponía en marcha mi viaje, lo observaba con los ojos tristes, queriendo decirme algo que nunca habia dicho. Aparté mi mirada de la suya para no sentir el arrepentimiento de mi ída y desvanecer el deseo de escuchar sus palabras no dichas; No me resistí, volví a mirarlo, pero esta vez él estaba corriendo tras el tren, en el intento de frenarlo, pero solo consiguió tocar con su mano el vidrio de mi ventana, apollé mi mano en frente de la suya, sentí su desesperación y nuestras manos se distanciaron...Corrí hacia la ventana de el último asiento para verlo por última vez. Cuando llegué.. sólo logré verlo cada vez más pequeño a mi vista, pero más grande en mi corazón...

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