8 feb 2011

Otra triste historia como tantas que he escuchado de un amor imposible, de un romance mal logrado. Dicen que allá era otro día más en la playa de panema, se encontraba un doctor de puesto superior con su hija Lorena. Sentada en un bar y esperando al papá, Lorena escuchaba un piano... el pianista sonrió y Lorena calló por aquel trigueñisimo bahiano. Poeta, soñador, sin rumbo y sin cruzados, pero ella no se iría de su lado, no. Por supuesto el padre puso el grito en el cielo: ''Hija que dirá tu madre y los demás. Ese miserable no es de tu categoría y no pega a nuestra rica sociedad. Olvidate del bahiano que yo jamás lo permitiré. Y voy a llevarte lejos para que no lo vuelvas a ver...''. Con su alma en pena y sin consuelo estaba Lorena cuando a la cima del Corcovado fue que llegó. ''No puedo vivir sin el amor de mi bahiano'' y así mismo abrió sus alas y voló. Aquel bahiano de tierra y sol le enseñó lo que es el amor, aquel bahiano fue más que el cielo, fue más que un dios. La fuerza que los apoderó fue la que luego los traicionóTodavía se oye en el aire a la Lorena llorar de amor por aquel bahiano...

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